Estamos en septiembre. 10 de septiembre es el Día Mundial de la Prevención del Suicidio. El año pasado escribí algo para ese día, para recordar y felicitarme por elegir vivir. Horas después de escribir ese texto, me enteré que mi novio de ese momento, Daniel, me estuvo poniendo el cuerno con 8 mujeres, también encontré otras cosas terroríficas, como que buscaba packs de mujeres, que tenía cuentas secretas para consumir pornografía y que almacenaba fotografías de sus conocidas y amigas en su teléfono sin el consentimiento de ellas, entre muchas otras cosas.
Recordé esa relación con Daniel y la anterior con Benjamín. Ambos me violaron, hoy lo puedo decir, bueno, apenas y puedo.
Antes de Benjamín yo pensaba que una violación era un evento aislado, no repetitivo. Por eso, durante muchos años pensé que Benjamín sólo había abusado de mi una vez. Esa vez. Él encima de mi, yo llorando, lo logré empujar y a partir de ese día el me decía "me gustó sentirte así, con miedo". Hoy sé que ese evento no fue aislado. Todas las veces que yo le decía que no quería y él se enojaba y me decía que yo ya no lo quería. Las veces que él iniciaba una relación sexual cuando yo ya había dicho que no. Las veces que no dije que no, pero tampoco sí, y pensaba "que esto termine rápido".
Con Daniel la manipulación fue mayor. Él consiguió que yo tuviera relaciones con él mintiéndome. Ahí surgió mi primer dilema. Yo dije que sí, pero porque me engañaron, entonces, ¿qué fue?, ¿es abuso o no? Aun no sé, pero ahí inició la manipulación sexual. Daniel me humillaba. Me decía que no era sexy, pero que con él estaba aprendiendo porque él sí sabía de eso. Si yo fallaba sus "lecciones" me humillaba diciéndome que él ya no quería continuar porque había apagado el asunto. Constantemente veía imágenes de cuerpos desnudos pornográficos, pero me decía que no quería ver mi cuerpo, que no tenía ganas de verme. Me presionaba para consumir marihuana en cantidades excesivas. Se burlaba de mi y me decía cosas como "ni lo hiciste bien, fuma más, no se vale, te la vas a pasar mejor, etcétera". Yo decía no. Él se enojaba. Me reclamaba que no confiaba en él. Yo cedía, él me abrazaba, me decía que me quería, que era hermosa, yo me emocionaba porque normalmente él no hacía esas cosas. Un día le pregunté por qué sólo era así en esas ocasiones y él me respondió "supongo que soy más cariñoso cuando estamos así". Yo sentía que tenía que probarle que yo era sexy, que valía la pena, que así como consumía a otras mujeres podía consumirme a mi. Me duele decirlo. Para mi el sexo se volvió un trabajo para complacerlo a él y que él eligiera seguir conmigo. Al finalizar la relación le dije que no sabía si él había abusado sexualmente de mi o no, él me dijo que él tampoco sabía y si lo hizo, no fue a propósito. Daniel, tus mentiras, humillaciones y manipulación fueron constantes y metódicas para tener relaciones sexuales conmigo en el momento y la manera que tú quisieras, tú sabías lo que hacías.
Aparte de estos abusos sexuales por parte de mis parejas, tuve uno en mi infancia/adolescencia que prefiero por el momento no contar, pero el señor se apellida (apellidaba) Maya.
Todos estos recuerdos y sentimientos se exacerbaron estas semanas, porque tuve COVID. Y se preguntarán, ¿qué tiene que ver todo esto con el COVID? Volver a sentir que mi cuerpo no es mío. Volver a sentir enojo. Sentir que no puedo decidir.
Mi deseo hoy es sanarme de las secuelas del COVID.
Mi deseo desde hace algún tiempo es el de denunciar legalmente a Daniel y Benjamín por abuso/violación. Lamentablemente, aunque tengo pruebas de la relación abusiva, no tengo pruebas de abuso/violación sexual. No quiero vivir revictimización, culpa, acoso, cosas que no podría soportar. Como dice Rebeca Lane, "quiero contar mi historia, no quiero ser una cifra". Entonces, con este enojo que tengo te digo a ti, mujer que ves esto, cuídate mucho, si sabes de quién hablo, no le creas, no estoy exagerando, no estoy loca, ellos no han cambiado y tampoco abusaron de mi sin "darse cuenta", y sí, sí lo recuerdan y no es la primera vez que lo hacen y yo no soy la única mujer que ha vivido esto a manos de ellos. Mujer que ves esto, los conozcas o no, no estás sola, no es tu culpa, fuiste manipulada y no poseías los recursos para darte cuenta de lo que pasaba, tranquila, aquí estoy, aquí estamos. Finalmente, mensaje a mi cuerpo. Estoy cansada de sobrevivir, estoy cansada de sentir que mi cuerpo no es mío, pero gracias, por seguir sobreviviendo, por seguir respirando, por no dejarme.
Comentario:
Afortunadamente, estoy en un proceso terapéutico y psiquiátrico, que me ha ayudado a recuperar mi poder, recuperar el control de mi vida y mi cuerpo, pero el evento del COVID me llevó a reflexionar sobre todas las veces que he sentido y siento mi cuerpo ajeno. Las últimas semanas han sido de desesperanza, recuerdos intrusivos, ansiedad y reconocimiento de los abusos. Estoy buscando dejar de sobrevivir y empezar a vivir.
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