lunes, 9 de febrero de 2015

40/365 Buena ilusión

Ser consciente de ese abismo ha sido lo más difícil. La felicidad es, simplemente es, no pide especificaciones de por qué ser, no pide ser recíproca, hasta que yo lo pido. Darme cuenta de que mi felicidad fue pero ya no es, una cadena de mentiras y con un final de promesa de no volver a serlo, que fue durante mi momento de ignorancia, perfecta, una felicidad perfecta, por ponerlo de manera sencilla, darme cuenta de eso fue inesperado. No tenía que explicar porque era feliz, no tenía que esforzarme, no tenía que, o eso pensaba y ahora que veo atrás me doy cuenta que esos recuerdos de imágenes vivas, llenas de colores, llenas de una nostalgia de amor, ahora están siendo vistas a través de micas negras de resentimiento, de desconfianza, de dolor, que ahora me da miedo dormir y que mientras duermo me pasen cosas malas, me hagan cosas malas, pero también me da miedo estar despierta, porque pienso, y cuando pienso me acuerdo, tristeza. Es esperar que mi amor sea suficiente, porque ya no sé qué tanto amor hay por mi, que tanto es cierto.  Es ese abismo el que duele. Qué yo quería, que yo era feliz, que yo sentía y veía todo perfecto, que estaba ciega, ese "yo" no era "él", no era "ella", no era "nosotros", y jamás fue perfecto, sólo fue, en su defecto, una buena ilusión de amor fiel y sin condiciones. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario